Su preparación en una suave salsa de vino blanco resalta su sabor natural, haciéndolos perfectos para servir como entrada, acompañamiento o plato principal.
Fáciles de calentar y listos para disfrutar en pocos minutos, estos mejillones son ideales para combinar con pan crujiente, pastas o arroz. Se recomienda acompañarlos con hierbas frescas y un toque de limón para potenciar su exquisito sabor.